La Reconciliación Social

Por. Karlos Pérez de Armiño y Marta Areizaga.

En el marco de la rehabilitación posbélica, la reconciliación es un proceso de la propia sociedad afectada por la guerra que implica el reconocimiento mutuo de los daños causados, el arrepentimiento y compromiso a no repetirlos, la reparación de agravios pasados , la superación de los traumas, la creación de unas nuevas relaciones sociales y, en definitiva, un cambio en las percepciones mutuas y las actitudes hacia el otro. Por consiguiente, requiere un tránsito desde los sentimientos de desconfianza, hostilidad y odio hacia los de respeto, confianza, solidaridad, armonía, participación y desarrollo compartido.

Tras el fin de los conflictos civiles, que representa la gran mayoría de las guerras actuales, la construcción de la paz exige como fin último la reconciliación. En este sentido, determinados criterios a la hora de planificar las acciones de rehabilitación pueden contribuir a la reconciliación. Por ejemplo, pueden diseñarse de tal forma que su puesta en marcha requiera la colaboración de los grupos antes en guerra, que los beneficios lleguen a los sectores vulnerables por encima de las facciones, o que se prioricen intereses generales en lugar de los muy locales o particulares.

Por otro lado, pueden realizarse diversos tipos de intervenciones directamente orientadas a mitigar las tensiones étnicas o de otro tipo. Por ejemplo, existen experiencias de programas basados en técnicas de reconciliación comunitaria guiados por profesionales imparciales, apoyados por la cooperación internacional. Estas comisiones, u otras paralelas, también se ocupan de determinar la compensación a las víctimas, así como a veces de determinar los términos en los que se puede conceder una amnistía a cambio de confesión y perdón, como hizo la comisión establecida en Sudáfrica.

En algunos países, las comisiones han contribuido de forma efectiva a la reconciliación, gracias a la existencia de un fuerte consenso político a favor del cambio político, como ha ocurrido en Sudáfrica con el fin del apartheid. Pero, en otros países, las esperanzas que despertaron se vieron pronto frustradas, como ocurrió en El Salvador con la promulgación de una amnistía. En la mayoría de los casos esas comisiones han trabajado en contextos en los que los antiguos victimarios mantenían una fuerte influencia sobre el proceso político y podían amenazarlo.